lunes, 29 de abril de 2019

Ver la historia: 1976-1983. Dictadura militar (capítulo 11)


El terrorismo de Estado supuso un quiebre sin precedentes en la

historia argentina. Basta con tener en cuenta el plan sistemático de desaparición de personas implementado por la última dictadura cívico-militar en los más de 500 centros clandestinos de detención para entender la magnitud de sus efectos.

Los objetivos del “poder desaparecedor” –en términos de Pilar
Calveiro- eran disciplinar a la sociedad y reconfigurar las bases políticas, sociales, y económicas de un modelo de país basado en la producción, el trabajo y la movilización política y social.

Los efectos políticos, sociales, económicos y culturales del terrorismo de Estado fueron vastísimos: crímenes masivos, fracturas en el lazo social y en las redes sociales de solidaridad,
aniquilamiento de las organizaciones políticas y sociales de base, privatización de la vida pública, crisis profunda del Estado, desmantelamiento del aparato productivo, precarización del empleo, endeudamiento extremo, entre tantos otros.

Pero junto con el señalamiento de sus efectos también hay que decir que existieron distintas formas de resistencia, que a su modo hicieron posible –aunque no sin enormes dificultades- la reconstrucción de la vida colectiva tras la recuperación de la democracia en Argentina.


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